domingo, 8 de noviembre de 2009

el valle de valdivielso

El Valle de Valdivielso, en el norte de Burgos, se extiende entre la Sierra de la Tesla y los Montes de la Mazorra. Para acceder a este preciado rincón, el Ebro ha tenido que abrirse paso entre la Sierra de Tudanca y la Tesla, originando el bello desfiladero de los Hocinos. El río, con su tranquilas aguas, ocupa el centro de la depresión. En este singular paisaje de transición, entre el desolado páramo castellano y los montes cantábricos, son frecuentes los entornos de gran belleza, como la subida a Tartalés, los Cárcabos o el embalse de Cereceda. En el Valle, huertas, frutales y fincas de cereal se mezclan con bosquetes de encinas y robles y la típica vegetación ribereña. Este paisaje se completa con pequeños pueblos que se reparten a lo largo del valle, y donde encontraremos iglesias románicas, casonas, palacios y torres, junto a una sólida arquitectura popular que emplea madera y piedra.

El nombre de Valdivielso aparece escrito por primera vez tras la caída del mundo visigótico. Como el resto de las zonas del norte, jugó un importante papel en la repoblación. Su dificultoso acceso hizo que fuera bastión invulnerable en épocas de conflicto.

En el siglo XIII el Monasterio de San Salvador de Oña extiende su dominio a Valdivielso. Es el momento de la plena incorporación a la Primitiva Castilla. Los regidores de la Merindad, fieles a ancestrales constumbres paganas, se reunen bajo una encina, en la Dehesa de Quecedo.

De su grandioso pasado histórico, el Valle ha sabido conservar numerosas edificaciones, entre las que destacan sus iglesias románicas, como las de Valdenoceda, El Almiñé, y por encima de estas, San Pedro de Tejada, una autentica joya del románico.

La calzada de El Almiñé ratifica la importancia del Valle como zona de paso entre el interior de Castilla y los puertos cantábricos.

La arquitectura fortificada, reflejo de su bélico pasado, conserva los mejores ejemplos en las sólidas torres de Quintana, Quecedo y Valdenoceda. Numerosas casonas blasonadas son el testimonio de la condición de hidalgos de muchos de sus vecinos y de los distintos linajes que tuvieron su cuna a la orilla del Ebro. La casa popular adquiere los rasgos básicos del modelo montañés y en ocasiones aparecen ciertos elementos refinados como arcos de acceso.

Las simpáticas gentes de Valdivielso han luchado por conservar su propia personalidad. Tradiciones como la Fiesta del Gallo o la romería de Santa Isabel en El Almiñé se mantienen con el paso de tiempo. Además de paisaje, arte y fiestas populares, el Valle ofrece una extensa lista de posibilidades de práctica deportiva en contacto con la naturaleza: piragüismo, rafting, senderismo, pesca, bici de montaña, escalada, cicloturismo... La agricultura constituye la principal fuente de ingresos de sus habitantes. Si existe un producto de sus huertas que goze de una merececida fama, son las cerezas. En temporada no te vayas sin ellas.

El valle te invita a sumergirte en su historia, visitar sus pueblos, descubrir el encanto de sus gentes y llevarte el así el mejor recuerdo. Comenzaremos el itinerario en Valdenoceda, desde donde la carretera N232 nos adentra en Valdivielso

Valdenoceda: núcleo de dos barrios, en el que destaca el conjunto monumental que forma la iglesia románicade san Miguel y la Torre de los Fernández Velasco. La iglesia de una sola nave con torre, presenta dos altos relieves y varios elementos góticos y defensivos como ajimeces y saeteras. Cercano a este conjunto, en el barrio de arriba, se ubica la casona que fue el solar en las Merindades de la familia De la Garza, descendientes del fundador de la ciudad de Corpus Christi, en Texas.

Quintana: el caserío se estructura en torno a una calle principal, donde se encuentra el Colegio de Huérfanas, del siglo XIX. La Casa Grande, una casona palacio de sillería, de estilo montañés del siglo XVII, perteneció a los Huidobro. Al final del pueblo, y hoy en estado de ruina, se alza un palacio renacentista de planta rectangular y con un torreón en un extremo. En un cerro próximo se levantó la torre de Loja, rehabilitada de forma ejemplar, que exhibe su puro carácter defensivo.

El Almiñé: el núcleo se extiende a lo largo de la calzada que ascendía al páramo, a la ermita de Nuestra Señora de la Hoz, lugar donde cada año se celebra una animada romería el primer domingo de julio. También vale la pena acercarse a El Almiñé el sábado de Carnaval para tomar parte en la popular fiesta del Gallo. En la localidad existen numerosas casas armeras. La iglesia románica de San Nicolás es de gran calidad y sigue la línea de Tejada. Consta de una nave con cúpula y torre sobre el crucero. En su interior se han descubierto interesantes pinturas murales que representan dragones.

Santa Olalla: La iglesia de San Isidoro, construida en el siglo XVI, consta de una nave de tres tramos cubiertos por bóvedas de crucería. Su portada es barroca.

Toba: deriva su nombre del tipo de piedra porosa caliza. El castillo de Malvecino es una fortaleza próxima al pueblo, levantada en el siglo XIV y acomodada a la pendiente. Junto a la carretera hay varias casonas. En las afueras del pueblo se ubica la antigua iglesia, que conserva aún elementos románicos.

Población: la plateresca iglesia de San Pedro destaca sobre el conjunto y consta de una nave con bóveda de crucería compuesta. A ella se adosa la capilla de los Huidobro. El casco urbano está formado por estrechas callejuelas, donde las casas se unen en hileras, que rodean a un torreón con un extenso jardín amurallado. En el río, una buena zona de baños.

Condado: una ladera condicionó la construcción de las viviendas de este núcleo: calles estrechas y un sólido caserío que se adapta a la pendiente. A una de las naves de la iglesia de San Pedro, se adosa la capilla de los Porres. La iglesia de Santa María conserva algunas partes románicas, como la portada. Desde aquí ascendemos un pequeño puerto que nos lleva hasta Cereceda, donde tomamos el desvío de la izquierda que conduce hacia el embalse. Allí el agua del Ebro contrasta con la verde vegetación y la roca caliza.

Panizares: en la iglesia de San Cosme y San Damián se observan los restos de su primitiva base románica en las ventanas, los canecillos y los capiteles. Es curiosa la distribución del caserío en la localidad.

Hoz: el herreriano palacio de los Ruiz de Valdivielso centra la mirada sobre el conjunto. Su cuerpo central une dos altas torres. La iglesia de San Cornelio y San Cipriano tiene una sola nave y un brazo del crucero. Ahora ascendemos con mucha prudencia por la estrecha y serpenteante carretera de Tartalés.

Tartalés de los Montes: el ascenso es espectacular: un paisaje de roquedas por donde discurre un arroyo que cae en cascada. Junto a esta, labrado en la caliza y desafiante a la gravedad, se aprecia el antiguo camino de acceso al pueblo, sustituido por un estrecho túnel. El pueblo se emplaza en el corazón de La Tesla. El caserío se organiza alrededor de su popular plaza. La iglesia de San Miguel es del románico tardío.

Valhermosa: con una altura considerable, aunque ha sido desmochada, se alza la torre de los Saravia de Rueda. A la construcción del siglo XV y XVI se adosa un muro almenado y un palacio. La ermita se emplaza en las cercanías.

Arroyo: armonioso núcleo extendido a lo largo de una calle por la que discurre un arroyo de cristalina agua procedente de la Tesla. Abundan las magnificas casonas que se intercalan entre las sólidas casas populares. La casa palacio de los Bustamante se ubica en la entrada al conjunto. Su gótica iglesia destaca por su dimensión.

Quecedo: En la capital de la Merindad destacan sus excelentes casonas, entre las que podemos admirar el palacio de los Huidobro, de los siglos XV y XVI, con su torre almenada. La casa de los Gómez de Quecedo está decorada por escudos y vítores en la fachada. El hermoso conjunto urbano, de trazado medieval, se caracteriza por sus estrechas callejas con pequeñas casas populares, que han sido construidas con piedra y madera. En las cercanías se hallan las denominadas "cuevas de los moros": catorce nichos excavados en la roca de la época altomedieval. En las afueras se ubica la iglesia gótica de Santa Eulalia.

Puente Arenas: la iglesia de Santa María es un edificio plateresco con algunos restos románicos y góticos. En torno a la iglesia se levantan varias casonas y palacios, algunos de los cuales emplean sillar en su muro y exhiben bellos escudos. En las proximidades de esta localidad, en la falda de la Tesla, se asienta sobre uno de los primeros monasterios medievales, la iglesia de San Pedro de Tejada, auténica joya del románico. La iglesia se caracteriza por poseer gran unidad de estilo. De aspecto muy compacto, sostenta sobre el crucero su airosa torre prismática, en la que se abren ocho ventanas con doble parteluz. Los canes de su fachada poseen una extensa variedad temática, con motivos simbólicos, eróticos y lúdicos, trabajados con gran calidad. La portada de acceso al interior de la iglesia, carece de tímpano, pero presenta un interesante contenido iconográfico. En ella se aprecian los Evangelistas con forma alada, los Apóstoles y el Pantocrator.

Paseando por Valdivielso

La Calzada de El Almiñé

El caserío de El Almiñé se desarrolla a lo largo de una antigua calzada empedrada que salvaba las dificultades que presentaba la comunicación entre el Ebro y el páramo. Desde la románica iglesia de San Nicolás emprendemos nuestro recorrido por la carretera hacia el final del núcleo. En este tramo observamos la calidad de las edificaciones de este bello conjunto. Junto a la última casa finaliza el asfalto y comienza la calzada. El recorrido es ascendente en todo momento, y el desnivel que salva la calzada se acerca a los 400 m. Es muy curioso observar como la vegetación, en la predominan las encinas, desaparece a medida que ascendemos hacia el páramo. En la calzada, deteriorada con el paso del tiempo, se puede apreciar la técnica constructiva: dos líneas de gruesas piedras ponen límite al relleno del interior. La calzada conserva tramos mejor conservados que incluyen muros laterales que ayudaron a igualar el desnivel. Una vez arriba, en las inmediaciones de la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz, podremos contemplar con asombro la gran ruptura paisajística que se produce en este lugar, donde el desolado páramo da paso al siempre alegre Valle de Valdivielso. En el entorno de la ermita, cada primer domingo de julio, se dan cita los habitantes del Valle en una animada romería. Deberemos de emprender el regreso por la calzada, descendiendo de nuevo a El Almiñé. En el descenso divisaremos una excelente panorámica y el puerto de la Mazorra, que antaño sustituyó a esta calzada como vía de comunicación. EL ARTE EN EL VALLE DE VALDIVIELSO

-Arte: Valdivielso conserva de su pasado un valioso patrimonio, del que la arquitectura románica es su pieza esencial: de primer orden son las iglesias de Valdenoceda y El Almiñé y, por encima de cualquier otro monumento, la iglesia de San Pedro de Tejada en Puente Arenas, preciosa joya del románico universal. La arquitectura fortificada eleva la mole de sus torres de piedra en Valdenoceda y Quintana. Las casas armeras en todos los pueblos, son testigos de la antigua condición de hidalgos de la mayoría de sus vecinos y de los numerosos linajes que tuvieron por cuna el Valle. La arquitectura popular sintetiza los elementos traídos del Norte y de los páramos en una mezcolanza variada y sorprendente, recibiendo mayor influencia de la casa montañesa.

Valdenoceda está situado en el extremo occidental del Valle. La iglesia románica de San Miguel destaca por su cúpula sobre el crucero (s. XII) con ocho nervios de refuerzo cruzados en la clave; sobre ella hay una torre de un solo cuerpo provista de ajimeces con arcos de medio punto en cada fachada. Se accede por medio de un husillo, destacando en él dos figuras en altorrelieve que representan a San Juan y San Lucas. Cercana a la iglesia se alza la Torre de los Fernández de Velasco, restaurada recientemente, conserva algunos elementos góticos como ajimeces y saeteras. En el barrio de arriba hay una casona, solar en las Merindades de la familia De la Garza, descendientes del fundador de Corpus Christi, Texas.

Quintana es un núcleo estructurado en torno a una calle principal, en el que se levantan casonas de gran valor arquitectónico. A la entrada del pueblo se encuentra el Colegio de Huérfanas, fundado en el siglo XIX, y la Casa Grande, de estilo montañés, que perteneció a los Huidobro. La Torre de Loja, situada sobre un cerro, tiene cuatro alturas y está rematada por un cuerpo almenado sobre cornisa, con cubos en las esquinas. La puerta de ingreso tiene arco de medio punto y sobre ella, escudos. El Palacio-Torre de los Zorrilla San Martín es renacentista, de planta rectangular con torreón en un extremo. Consta de tres cuerpos destacados por molduras y adornados con escudos.

El Almiñé es un pequeño núcleo al borde de la calzada que asciende hacia Los Altos. En esta localidad existen numerosas casas armeras. La iglesia de San Nicolás (s. XII-XV), de una nave, tiene, por influencia de S. Pedro de Tejada, cúpula y torre sobre el crucero. En el interior existe una interesante pila bautismal en forma de copa gallonada con pie cilindríco en el que tres figuras sujetan un cordón con los brazos. Siguiendo la calzada se llega a la ermita de Sta. Isabel, donde tiene lugar una animada romería el primer domingo de julio. En El Almiñé también se celebra la original Fiesta del Gallo, el martes de Carnaval.

Santa Olalla: La iglesia de San Isidoro, construida en el siglo XVI, consta de una nave de tres tramos cubiertos por bóvedas de crucería. La portada es barroca del XVII. Tiene varias casonas solariegas.

Toba: recibe su nombre de este tipo de caliza que aparece en el castillo de Malvecino, situado en un cerro próximo al pueblo. Esta fortaleza se levantó en el siglo XIV sobre un plano irregular y se acomoda perfectamente a los accidentes del terreno. El núcleo tiene varias casonas solariegas.

Población: Su iglesia de San Pedro es plateresca. La nave se cubre con bóveda de crucería compuesta, formando estrellas de cuatro puntas. En el ábside, los nervios se combinan para construir una de seis puntas. Destaca la capilla adosada de los Huidobro. Condado: La iglesia de San Pedro tiene dos naves; la principal con bóveda de crucería sencilla y la lateral, de aristas, con la capilla de los Porres adosada. La iglesia de Santa María es del siglo XI, y su nave se cubre con bóveda de cañón.

Panizares: situado en el límite oriental del Valle y dividido en dos barrios. En la iglesia de San Cosme y San Damián encontramos restos de su primitiva construcción románica: ventanas, canecillos, capiteles y una portada tapiada parcialmente por otra gótica de tres arquivoltas.

Hoz: se encuentra al pie de la Tesla, en el inicio de una garganta u hoz que asciende hacia Tartalés de los Montes. Su iglesia de San Cornelio y San Cipriano, de una nave y un brazo del crucero. El ábside es gótico del siglo XV. Permanecen también algunas ventanas del XVI. El palacio de los Ruiz de Valdivielso es de estilo herreriano y se compone de un cuerpo central flanqueado por dos torres.

Tartalés de los Montes: se encuentra en un pequeño vallejo, enclavado en la Tesla. En el centro del pueblo se abre una pequeña plaza, buen ejemplo de la arquitectura popular del valle. La iglesia de San Miguel es románica del siglo XIII. Bajo la espadaña hay una ventana con dos arquivoltas y columnas de decoración geométrica.

Valhermosa: se alza la torre de los Saravia de Rueda, de considerable altura a pesar de haber sido desmochada. Su construcción data de los siglos XV y XVI. Adosado a la torre hay un palacio y un recinto almenado.

Arroyo: extendido a lo largo de un pequeño riachuelo. Aún podemos observar numerosas y magníficas casonas solariegas realizadas en sillar. La iglesia de Nuestra Señora es gótica con bóvedas de crucería compuesta y terceletes.

Quecedo: Destacan sus excelentes casonas entre las que podemos admirar el palacio de los Huidobro de los siglos XV y XVI con su torre almenada. También merece mención especial la casa de los Gómez de Quecedo, situada en una pequeña plaza. Está decorada con escudos y víctores en la fachada. La iglesia de Santa Eulalia (s. XV-XVI) tiene planta de cruz latina y una serie de ventanas geminadas góticas. Su portada del s. XVI, se abre bajo un gran arco rebajado. En las proximidades están las Cuevas de los Moros, catorce nichos excavados en la roca vertical, probablemente de época altomedieval.

Puente Arenas: Núcleo formado en torno al único puente antiguo de este tramo del Ebro. En su casco hay algunas casas de gran interés; la Iglesia de Santa María es un edificio plateresco del que quedan algunos restos románicos (portada y dos tramos de la nave) y góticos (una ventana geminada apuntada ).

La Iglesia de San Pedro de Tejada es elelemento patrimonial más destacable del Valle de Valdivielso y del románico de la comarca de las Merindades. Para su visita hay que pedir la llave en el colegio de Quintana de Valdivielso. Situada a medio kilómetro de Puente Arenas, en la falda de la Tesla, se asienta sobre uno de los primeros monasterios medievales de la comarca; de él han quedado leyendas y algunos capiteles y sillares, probablemente visigóticos, conservados en el colegio de Quintana. Esta iglesia es una de las manifestaciones más importantes de la arquitectura y escultura románicas en las Merindades, pudiéndose hablar de una "escuela de Tejada" con gran influencia en los valles de Manzanedo y Valdivielso. La iglesia, de aspecto compacto y con gran tensión vertical, se caracteriza por una airosa torre prismática situada sobre el crucero. En su cuerpo superior se abren ventanas con dobles parteluces; se accede a él por un husillo adosado a la fachada sur. Las cornisas del ábside y de las fachadas laterales se soportan mediante canecillos decorados con diversos motivos eróticos, lúdicos y simbólicos de extraordinaria calidad escultórica. De los elementos exteriores, el más destacable es la portada, con puerta sencilla, estrecha y alta, sin tímpano y enmarcada por arquivoltas decoradas con rosetas, baquetones, sogueados y jaquesas. La protege un tejaroz soportado por modillones de finísima talla, representando los evangelistas en forma humana alada en los cuatro de los extremos y con la figuración simbólica del tetramorfos en los cuatro interiores. En el centro hay un pequeño Pantócrator. Debajo observamos un friso en bajorrelieve con los doce apóstoles dispuestos por parejas. En los relieves de las enjutas podemos ver, en el situado a la izquierda la escena central de la Ultima Cena y en la derecha una escena de lucha de un hombre y un león a la que se han dado diversas interpretaciones. Esta fachada se remata por un hastial en el que destaca una ventana trilobulada de traza muy sobria. En el interior llama la atención la arquería ciega del ábside y los capiteles del crucero de gran calidad y que aún conservan algo de la policromía. La iluminación interior se obtiene por dos ventanas en los laterales del ábside y otras dos en cada pared lateral de la nave. Las cubiertas son de cuarto de esfera en el ábside, cúpula sobre trompas en el crucero y bóveda de cañón con arcos perpiaños en la única nave. A los pies se puede admirar un coro de madera policromada de estilo mudéjar y de fecha posterior. La conservación del monumento es buena y está declarado Bien de Interés Cultural. Su antigüedad y emplazamiento han dado lugar a una serie de leyendas y tradiciones como aquella en que, durante una epidemia de peste, el último monje superviviente preparó su propia fosa y esperó la muerte tendido en ella. San Pedro de Tejada posee una reliquia del lignum Crucis -actualmente en Quintana-, que se colocaba siempre en la torre, iluminada por lámparas de aceite.

LA HISTORIA EN EL VALLE DE VALDIVIELSO

- Historia: El nombre de Valdivielso aparece escrito en documentos, por vez primera, tras la caída del mundo visigodo. En la época romana y medieval, el Valle fue un lugar de paso y unión entre los páramos castellanos y el mar Cantábrico, como así lo atestigua la calzada que sube desde El Almiñé. En el siglo IX una legión de eremitas toma el valle. Ocupan cuevas y abrigos, habitando minúsculos eremitorios en los más apartados rincones. Pero los monjes de San Pedro de Tejada tienen vocación comunitaria: crean parroquias, auspician la repoblación y controlan pequeños núcleos campesinos: las "comunidades de aldea". Durante el siglo XIII el Monasterio de San Salvador de Oña extiende su largo brazo protector sobre Valdivielso. Es el momento de su plena incorporación al Condado de Castilla. Ya forma parte del Concejo Mayor de las Merindades de Castilla la Vieja. Sus regidores, fieles a ancestrales costumbres paganas, se reúnen en la Dehesa de Quecedo "debajo de una encina". Este pequeño Valle ha tenido gran importancia en el desarrollo histórico de Castilla y de ello podemos ver una buena muestra en las abundantes casonas, torres y palacios. DEPORTES, OCIO, TRADICIONES, FIESTAS Y GASTRONOMIA EN EL VALLE DE VALDIVIELSO

- Deportes y ocio: En varias localidades existen boleras de tres tablones: Puentearenas, Quecedo y Hoz de Valdivielso. En Población y Puentearenas hay dos campos de fútbol. La mayoría de las localidades disponen de zonas aptas para el baño, como Valdenoceda, Quintana de Valdivielso, Puentearenas, Población, Arroyo y Condado. Valdivielso ofrece un sinfín de recursos naturales para la práctica de deportes y actividades ligados al medio ambiente como rafting, piragüismo, senderismo, cicloturismo o bici de montaña. Debido a su agradable medio natural, el municipio dispone de amplias zonas de recreo como la Fuente de Marfil, en el desfiladero de los Hocinos y la ribera del Ebro en Valdenoceda, Puentearenas, Población y en el embalse de Cereceda.

- Tradiciones y fiestas: El Valle ha sabido conservar su personalidad a través de tradiciones mantenidas siglo tras siglo, como la fiesta del Gallo, celebrada en carnaval, y la romería de Santa Isabel en El Almiñé, celebrada el primer domingo del mes de julio. La subida a la Virgen de Pilas, situada en la Sierra de la Tesla, es una cita anual obligada para numerosos habitantes del valle. Aún se conserva un rico folclore de canciones y bailes, como "la tarara" y "el agudillo". En los últimos años en el mes de mayo se celebra la fiesta de la Merindad.

- Gastronomía: La Merindad ofrece al paladar productos de huerta y frutas de excepcional calidad, como sus cerezas. Los derivados del cerdo son muy cuidados por sus habitantes. Tienen fama las carnes de vacuno y las morcillas.






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